Historia del Municipio

Terra sigillata es una expresión latina que significa » tierra sellada»; se trata deun característico tipo de cerámica romana de aspecto fino y de un color rojo brillante muy característico.

Del periodo neolítico es citado por los investigadores una estación arqueológica llamada cueva de “Los Olivillos” junto a la rambla Alías, así como vestigios de otros asentamientos prehistóricos de tribus atraídas por los abundantes yacimientos de metales de la tierra como el cobre. El topónimo de Lucainena de las Torres, parece ser que es de origen hispano romano, pues el arqueólogo D. Juan Cuadrado encontró en el citado paraje de los Olivillos fragmentos terra sigillata. La hacienda o la villa pudo ser, probablemente, del patricio “Lucanius”. Cerca de este lugar han aparecido un pie votivo modelado en caliza, una lucerna de cerámica decorada con la figura de un danzarín tocado con un gorro y con la leyenda MNIVISI, además de un silbato de cerámica en forma de pez con incisiones, desconociendose hoy en día su paradero. Completa el topónimo de Lucainena la presencia de siete torres vigías del siglo XVI que se distribuían alrededor de una torre principal que defendía el pueblo. Su nombre originario era Lucainena de las Siete Torres, simplificándose posteriormente a Lucainena de las Torres.

De la denominación árabe pocas noticias han llegado hasta nosotros. Los últimos reyes de Granada designan como gobernador de Almería a Abul Qasin Ibn anexionando éste al distrito de Almería Locaynena junto con otros municipios de alrededor, pasando Lucainena a formar parte de la Tierra de Níjar, según Tapia Garrido.

Existen datos de la existen­cia de un morisco vecinode este municipio que era pudiente, Luis de Mata, el cual rescató a su hija Fran­cisca en 39 ducados.

Tras la victoria de los Reyes Católicos sobre el reino nazarí, cedieron la casi total idad de lo que hoy constituye la provincia en régimen feudal, y como recompensa, a diferentes nobles que habían participado con armas, fortuna y asistencia personal a la conquista del reino de Granada. Así en 1490 la antigua alquería musulmana de “Locaynena” pasa a depender del Partido de Baza, aunque se le conoce en el obispado de Almería por el Estado de Tahal, al ser concedidas estas tierras a don Enrique Enríquez de Guzmán, dueño y señor de las mismas. El Estado de Tahal producía a sus señores un total de 30.000 reales al año, de los que 2.489 eran de Lucainena, mayormente producto de cultivos de cereal de secano.

Lucainena de las Torres queda muy marcada en el siglo XVI, por los conflictos derivados de la rebelión, derrota y posterior expulsión de los moriscos.

Vencida la rebelión, los vecinos moriscos de Lucainena, que eran la totalidad, huyeron o se acogieron al amparo de los vencedores, sin embargo algunos acabaron siendo cautivos y vendidos como esclavos.

Con la expulsión definitiva de los moriscos se ve necesaria la repoblación. Para llevarla a cabo era necesario disponer de los bienes, casas y tierras dejados por los moriscos, no siendo tarea fácil. De hecho, en 1574 Lucainena tenía una población de 436 habitantes moriscos y sin embargo en la repoblación cristiana sólo la poblarían 19 colonos con sus familias, de procedencia desconocida, no llegando este asentamiento a cuajar. Tuvo que pasar mucho tiempo para que al fin se repoblara este municipio

En el siglo XVII el señorío de Tahal pasa al Marqués de Águilafuerte, perteneciendo al partido de Baza. La población va creciendo considerablemente, extendiéndose a cortijadas próximas, de las que aún hoy siguen existiendo, como Polopos y Rambla Honda.

Pero no es hasta el siglo XIX cuando empiezan a producirse grandes cambios en Lucainena de las Torres con la abolición de los señoríos y el auge de la minería, lo que aportará un nuevo régimen municipal y un gran aumento económico, así como el descubrimiento de las magníficas propiedades sanatorias de las aguas sulfurosas que brotan de una fuente en el barranco Juagarí, también llamado  La Almazarilla .

Estudio de D. Gaspar Molina y Capel donde se refleja el carácter curativo de las aguas del barranco Juagarí.

Existen dudas sobre la fecha del descubrimiento de este manantial, de hecho hay quien lo sitúa en los años 1827, en 1830 ó 1833; lo que sí está confirmado es el valor curativo de dichas aguas como así lo demostró el estudio realizado en el año 1851 por D. Gaspar Molina y Capel, profesor de Medicina, el cual redacto la memoria donde se estudia y confirma el carácter curativo de las aguas en 1852. En dicha memoria habla de los efectos del baño en estas aguas sobre el sistema nervioso, circulación, tubo digestivo, respiración. Este médico llegó a afirmar sobre las aguas de Lucainena lo siguiente:  …son positivas y muy dignas de consideración las ventajas que los enfermos reportan del buen uso interior yexteriormente de lasaguas de Lucainena,y que considero tanútiles sus bañoscomo los mejores desu clase en el reino yen el extranjero .

Pero es la minería el gran protagonista del siglo XIX, así a partir de 1896 son explotados de manera intensiva una serie de filones de hierro cuyos productos son enviados por un ferrocarril minero construido a tal efecto. Sin embargo el agotamiento de los filones y el cambio del ciclo económico europeo tras la primera guerra mundial provocaría el abandono de la actividad.

En la actualidad, es un pueblo con gran vitalidad, siendo unos de sus activos económicos el turismo rural. Es un municipio de una belleza singular, belleza que ha hecho que nos diferenciemos de los demás municipios de la provincia de Almería; buena prueba es el reconocimiento que tuvo con Lucainena de las Torres el Patronato Provincial de Turismo, al concederle el «Premio de Embellecimiento de los Pueblos» en el año 1998.

Otros de los activos económicos de las últimas décadas ha sido la extraordinaria actividad vitivinícola del municipio, así como las almazaras que aún existen en el mismo.

Desde aquí le recomendamos un paseo las calles de nuestro municipio dónde descubrirá su trazado morisco y numerosas edificaciones que nos recuerdan el esplendor minero.